Otoño y Yoga

Yoga y Otoño

El otoño es una época maravillosa. Es época de cambios.  Se ve en los preciosos colores de los árboles, la temperatura bajando, las horas de luz disminuyendo. Un día amanece nublado y al siguiente el viento te deja el pelo que parece un nido de pequeños pajaritos. 

El otoño es el mejor momento para resguardarnos y descubrir la fortaleza que llevamos dentro. Es normal que tu cuerpo note los cambios y que sienta que le falta energía. Puede que estés más inestable o más inquieta. Para ayudarte a encontrar la calma y el equilibrio que necesitas, es necesario cambiar tu rutina de yoga y de adaptarla a esta estación.

El otoño en la naturaleza: cambio y abundancia

El otoño es la estación de la abundancia, pues en ella se recogen los frutos que durante el verano han madurado y que ahora ya han caído a la tierra, dispuestos a continuar perpetuándose. La manzana que se precipitó del árbol, irá poco a poco descomponiéndose para que sus semillas sean absorbidas por la tierra y que de ellas pueda brotar una nueva simiente.  El Otoño, por lo tanto,  es el momento del culmen, de la máxima plenitud, pero también del paso hacia el final del ciclo, para dar paso a nuevas simientes y nuevas vidas.

El equinoccio de Otoño

Entre el 21  y el 24 de Septiembre, suele tener lugar el Equinoccio de Otoño, un momento mágico, en el que las fuerzas del día y de la noche han encontrado su punto de equilibrio para, a partir de entonces, balancearse hacia, en este caso, la noche… Así, a partir de este momento, los días tendrán menor duración que las noches: es el triunfo de lo oscuro, lo pasivo, la sombra, la calma… Todo irá replegándose progresivamente y la energía comenzará a cambiar su dirección.

Los cambios de la Naturaleza en el Otoño

Durante el Otoño, la naturaleza comenzará a replegarse: los árboles pierden sus hojas, los frutos han caído de las ramas, las cosechas ya han sido recolectadas, los pájaros migran a zonas más cálidas, los animalillos se resguardan en sus madrigueras. Se tiñe el paisaje de colores cálidos, marrones, para dar paso después al frío invierno.

Y en la atmósfera, sobre todo tenemos el desconcierto: días de calor alternados con días de frío, sobre todo al principio; días de viento, días de lluvia, días de humedad… Se trata de una estación totalmente inestable, en la que cualquier cosa puede suceder, pero que poco a poco irá apaciguándose a medida que el Invierno comienza a llamar a la puerta.

Tras el auge del verano, estación en la que la naturaleza ha alcanzado su máxima plenitud, llega el otoño, momento de cosechar los frutos maduros y caídos, de comenzar el proceso de transformación y retorno hacia la tierra, hacia la muerte, para dar fin a un ciclo, y comenzar el siguiente.

Podemos ver cómo la naturaleza va transmutando los colores vivos del verano, en una gran variedad de amarillos, ocres, marrones… representados por las hojas caducas que tiñen las ramas de los árboles para más adelante, cubrir la tierra de hojarasca quebradiza y crujiente.

Todo nuestro entorno natural se prepara para replegarse en los fríos días del invierno en los que poco a poco la estación nos irá adentrando: los árboles irán perdiendo sus hojas, los animales volverán a sus madrigueras a hibernar, las aves migratorias buscarán lugares más cálidos…

Llegarán días de inestabilidad atmosférica: frío, calor, viento, lluvia… que convertirán la estación en un periodo de vaivén, de indecisión, que también afectará a nuestro cuerpo, nuestra mente, y nuestro espíritu.

Cuando llega el otoño, las horas de sol se reducen, y eso afecta en nuestro cuerpo y nuestra mente.

Del mismo modo que la naturaleza se repliega, nuestro organismo también se ve afectado de la misma manera:

  1. la función metabólica se ralentiza, 

  2. la función metabólica se ralentiza, y con ella, 

  3. el proceso de crecimiento celular y de la regeneración de tejidos, 

  4. la síntesis de proteínas desciende por lo que tardamos más en regenerar el cabello, uñas, tejidos, huesos… 

Por lo que nuestro cuerpo se va regenerando más lentamente, y  eso implica que nos sintamos más cansados, que tengamos más hambre o que podamos tener un humor más variable.

Nuestras defensas también bajan, por lo que somos más propensos a coger resfriados, catarros, gripes; y la llegada del frío y de la humedad nos afecta en nuestros huesos y articulaciones.

Y, si a eso le añadimos la vuelta al trabajo, a la rutina tras las vacaciones de verano, entonces estamos creando un cóctel explosivo cuyo resultado puede manifestarse en  problemas para ir al baño, sentirnos más cansados, con más hambre, deprimidos, apáticos, inapetentes, nos cuesta más concentrarnos, nuestras defensas están más bajas.

Por otro lado, vivir en las grandes ciudades, que vuelven de la festividad del verano, y la contaminación atmosférica es más patente, el ruido, el estrés, también pueden hacer mella en nuestro estado de salud físico, mental y energético.

Pero, además, tenemos que tener en cuenta el proceso “energético”. La energía, grosso modo, puede moverse de dentro hacia fuera (centrípeta) o de fuera hacia dentro. Si observas la naturaleza, es en el Otoño donde comienza a variar el movimiento energético:  la energía comienza a funcionar de dentro hacia fuera: los árboles, las plantas, los animales… todos se esconden bajo tierra o detrás de capas de corteza para continuar con el ritmo de la energía en la Naturaleza, que se prepara para ir hacia dentro.

Y todo esto nos influye a nosotros, pues, ¿acaso podría ser de otro modo? Somos parte integrante de la Naturaleza, y nuestro organismo pertenece completamente a ella, por lo que podemos vivir en nosotros una serie de cambios, que debemos conocer.

Cómo nos afecta la llegada del Otoño

  1. A nivel físico, podemos encontrarnos con problemas de alergias, enfermedades que afectan al aparato respiratorio (asma, rinitis, catarros, enfriamientos…). Pero también podemos ver que se incrementan los problemas de estreñimiento, gases. Las personas con dolencias cardíacas, inmunodeficientes y psíquicas pueden ver en esta estación un empeoramiento. Así como aquellas personas que padecen de artrosis y de artritis van a sufrir un empeoramiento.  Por otro lado, lesiones musculares como contracturas pueden ser en esta fecha más dolorosas debido al cambio de la temperatura.

  2. A nivel mental, nos sentimos más cansados, más desconcentrados y tenemos un humor muy variable, tendiendo a la depresión. Además se incrementa el estrés y la ansiedad tanto  por los factores externos, como por factores psicológicos que implica la vuelta al trabajo. Así mismo, nos cuesta muchísimo más permanecer concentrados, nuestra mente está totalmente dispersa.

  3. A nivel energético, estamos más apagados, sin fuerzas, o quizás todo lo contrario, vamos de un lado a otro sin parar, pero sin orientación ninguna, sin saber qué hacer: queremos hacer cosas, y no atinamos con nada.

¿Cómo podemos sentirnos bien en Otoño?

Para sentirnos bien en el otoño no hace falta hacer grandes cambios, o, cual ave migratoria, viajar a un país más cálido hasta que todo pase… Con un par de actos, podemos pasar un buen otoño lleno de salud y armonía para nosotros.

  1. Cuídate de los cambios de tiempo: el tiempo es inestable, y quizás puedan aparecer cambios bruscos de temperatura; utilizar un pañuelo  para la garganta puede ayudarnos a prevenir muchos resfriados y resguardarnos del frío. Evita las corrientes de aire, y procura llevar alguna prenda ligera de abrigo.

  2. Aprende a vivir en contacto con la naturaleza y sus ciclos: conectar con la naturaleza nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos. Sal a pasear por algún parque o retiro natural todos los días, procura levantarte con la salida del sol y evita trasnochar. Estos simples cambios te ayudarán a mejorar tu salud y bienestar físico y mental.

  3. Comprende que es normal en el otoño que tus emociones y tu humor estén más alterados. Es normal lo que te sucede, que te sientas más triste y cansada. Conociendo eso, te ayudará a aceptar mejor tu situación y a no agobiarte más de lo normal en esos momentos en los que la mente está dispersa y nos cuesta concentrarnos o seguir nuestras metas fijadas.

  4. Practica alguna actividad equilibrante: yoga, taichi, chikung, meditación… Todas ellas pueden ayudarte a restaurar desde tu interior la inestabilidad que en el otoño nos invade. Dedícale algún día a la semana a su práctica e intenta todos los días aplicarlo a tu día a día.

El Otoño es una estación de cambio, transformación y final. Todo nuestro organismo se prepara para la llegada del frío invierno, en el que nuestro entorno se convierte en un lugar inhóspito, y es a partir de nosotros, de nuestro interior que hemos de sobrevivir.

Las plantas, los animales, comienzan a replegarse durante esta estación. Los frutos maduros se disponen a caer en la tierra para comenzar un nuevo ciclo para el año que viene. De igual modo, nosotros nos preparamos para dar fin a este ciclo y prepararnos para el siguiente. Podemos sentir, en ese proceso, desequilibrio, inestabilidad; pueden aparecer problemas digestivos, molestias en las articulaciones, dolor de cabeza, falta de concentración, mente dispersa, depresión leve, etc. Todo ello responde a esos cambios que también suceden en nosotros: todo nuestro ser se prepara para un nuevo ciclo.

A través del YOGA podemos recuperar parte de ese equilibrio perdido. Durante el Otoño, cultivamos en nuestro cuerpo, de forma suave y equilibrada, una sensación de armonía, ecuanimidad, paz y calma en nuestro cuerpo-mente, dándonos las herramientas necesarias para entender qué nos sucede y para afrontar la estación que llega y que termina. Abrimos la puerta al Ser para prepararnos para el Invierno donde nutriremos las simientes que hemos recogido durante el Otoño, para que florezcan más adelante en la Primavera…

Pautas para la práctica de yoga en otoño

Te recomiendo que, en esta época, cambies tus hábitos y cuides tu mente para encontrar estabilidad y calma interior. El YOGA te ayuda a que, durante las épocas de más movimientos, de más estrés y agitación, vuelvas a un estado de serenidad y equilibrio.

No importa que pase fuera, si tú estás feliz y tranquila. Cuando el equilibrio lo llevas dentro, has dado el primer paso para tu bienestar.

Practicar con regularidad

Con la inestabilidad del entorno, lo mejor es que crees tu propia rutina. Practica siempre que puedas los mismos días y las mismas horas. De esta forma tu cuerpo irá estableciendo un hábito saludable y creando una calma necesaria.

Utiliza tus sesiones de yoga para cuidarte, permítete esos momentos para ti. Disfruta de estar en tu esterilla moviendo el cuerpo y llevando la mente a ese instante, al momento presente en el que estás.

La rutina de horarios también es recomendable para las comidas. Esto evitará problemas digestivos frecuentes en esta época, por ejemplo los gases  y el estreñimiento.

Movimientos lentos

Aprovecha el momento de la práctica para conectar con tu calma interior. Aunque no lo creas, está ahí, sólo hay que parar y buscar. Y es más sencillo que encontrar los leggins que te gustaban en las rebajas 

Los movimientos lentos te permitirán acumular en tu cuerpo los beneficios del verano (aumento de actividad y de energía) y adaptarte a los cambios de esta estación. Es necesario que prepares al cuerpo para los meses del frío.

También es importante practicar posturas para relajar y tonificar el intestino. Es la mejor forma para deshacerte de lo que no ya necesitas. 

Respira

Observa tu respiración. Haz que la inspiración y la exhalación sean lo más largas posibles. En ésta época tienes que preparar los pulmones para el frío que llegará. El sistema inmunitario se ha relajado en verano (igual que tú en la playa) y ahora es el momento de empezar a activarlo.

Los pranayamas (ejercicios respiratorios) como la respiración yogui o respiración completa te ayudarán a aumentar tu capacidad pulmonar y a revitalizar el cuerpo (🧐 atenta que pronto viene un post sobre ella)

Meditar en el campo durante el otoño

Asanas

Beneficios de las Asanas en Otoño

  1. Mejorar y equilibrar los sistemas del cuerpo: sistema coronario, sistema nervioso, sistema digestivo, sistema excretor, sistema reproductor, sistema musculoesquelético, sistema respiratorio.

  2. Prevenir enfermedades infecciosas como catarros, resfriados, o gripes.

  3. Mejorar enfermedades crónicas como artritis y atrosis, enfermedades coronarias, enfermedades inmunodeficientes, o enfermedades mentales.

  4. Desarrollar las capacidades físicas de flexibilidad, fuerza, equilibrio, resistencia, entre otras.

  5. Aumento de la capacidad respiratoria, siendo de gran ayuda en problemas de asma, bronquitis, alergias, etc.

  6. Tonificar el cuerpo y la musculatura

Algunas de las asanas que te recomiendo hacer especialmente en otoño, son las siguientes:

Comenzando con la

MONTAÑA, encontrarás la fortaleza y la actitud centrada en el Árbol. 

TRIANGULO LATERA,  lateral te permitirá abrir y flexibilizar dos de tus centros principales y te equilibrará energéticamente. 

PRASARITA, continuarás tonificando y flexibilizando tu columna y fortaleciendo tus piernas, además masajearás tus vísceras, que ven ligeramente beneficiadas por la posición casi invertida de la postura. 

UPAVISTASANA, abrirás tu zona pélvica para llenarte de energía y bienestar..

SILLA, de las cuclillas, el cuerpo se prepara para obtener concentración, fuerza y decisión a través de la  que será antesala de otro equilibrio en el Águila, 

ÁGUILA, donde se abrirá la parte posterior de tu cuerpo, separando intensamente los omóplatos, y preparándote para una ligera torsión de caderas y una disposición de tus piernas en rotación interna que te ayudarán a obtener mayor flexibilidad en la articulación pélvica

AVESTRUZ

TRIANGULO INVERTIDO, irrigará tu columna vertebral y permitirá mantenerla joven y sana, además, equilibrará tu mente y tu organismo.

Yoga en la montaña durante el otoño

PUERTA permitirá seguir estirando ambos lados de tu cuerpo, que te ayudarán a sentirte más flexible y con una mejor respiración. 

COBRA, postura de apertura por excelencia, que mejora tu actitud positiva ante la vida y te da fuerza, vitalidad, control y sabiduría.

PINZA encontrarás la paz y el sosiego y te introducirás en tu mundo interior y cognitivo para descubrir qué sucede en ti, además de aportarte gran descanso. 

DELFIN, la antesala a la postura Sobre la Cabeza,

POSTURA SOBRE LA CABEZA, que te ayudará a mejorar tus capacidades cognitivas, y a prepararte para los estados superiores del Yoga (Interiorización, Concentración y Meditación) y, en seguida, podrás pasar a la Invertida, la reina de las asanas, que te darán el equilibrio que necesitas para que tu organismo y tu ser funcionen a pleno rendimiento.

Y después de ello, el ansiado descanso en Shavasana.

Durante tu práctica, recuerda cultivar los principios de Consciencia, Atención y Ecuanimidad, para permitir que todo tu Ser se integre en la práctica. Consciencia de ti misma y de tu entorno, Atención a cada movimiento, a cada aspecto y Ecuanimidad para no apegarte a lo que te gusta ni a lo que te disgusta.

¿De qué manera puede ayudarnos el Yoga en el Otoño?

Las distintas técnicas del Yoga están orientadas sobre todo a tener una mayor consciencia de nosotros mismos y de nuestros koshas o envolturas. Conocernos a nosotros mismos en el aspecto físico, mental, energético y espiritual nos ayuda a alcanzar una mayor comprensión de todo aquello que sucede en nuestro entorno y en nuestro interior. Muchas veces nos sentimos perdidos, sin entender qué nos pasa o por qué nos sucede lo que nos sucede y simplemente entendiendo que en muchos casos simplemente son procesos naturales, puede llegar a quitarnos un gran peso de encima y, sobre todo, actuar para buscar reestablecer el equilibrio.

Las Asanas nos van a ayudar a encontrar el bienestar físico: cuando practicamos un asana, no solamente estamos desarrollando la flexibilidad, la fuerza, el equilibrio o la resistencia, sino que también debemos implicar la mente y la respiración, por lo que su práctica nos va a ayudar a:

El Pranayama nos va a ayudar a mejorar nuestro bienestar físico, pero sobre todo va a incidir en el equilibrio cuerpo-mente. Nos va a ayudar a:

  1. Mejorar las capacidades intelectuales: concentración, memoria, creatividad, análisis, etc.

  2. Mejorar nuestro estado de humor y controlar nuestras emociones a través de la respiración.

  3. Conseguir la paz y la calma mental.

  4. Aumentar nuestra capacidad respiratoria, siendo de gran importancia en los demás sistemas corporales.

Yoga entre los arboles en otoño

La Relajación, la Interiorización y la Concentración van a incidir sobre todo en nuestro bienestar espiritual, mental y físico, ayudándonos a:

Eliminar los patrones negativos mentales, y sustituirlos por nuevos patrones mentales positivos, que nos ayuden a crecer y desarrollarnos. Aumentando nuestra confianza y nuestra autoestima.

Encontrar el verdadero descanso y eliminar todas las tensiones que se producen dentro de nosotros.

Mejorar el funcionamiento de todo el organismo, ayudar a la regeneración de los tejidos.

Sentirnos mejor con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Desarrollo del conocimiento interior y de los aspectos espirituales.

Disfrutando el otoño

Espero que mis conocimientos os sirvan y con su práctica tengáis un Otoño mucho más tranquilo

SAT NAT

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